Psicoanálisis, Formación en Psicoanálisis

HISTORIA CPM

Miembos activos que asistieron a la Jornada de trabajo en Chapala. Abril, 2013

El Círculo Psicoanalítico Mexicano tiene su primer antecedente en 1969 con la creación del llamado Círculo Mexicano de Psicología Profunda el cual fue disuelto en 1970. Producto de una primera escisión, en 1971, Armando Suárez y Raúl Páramo constituyeron el Círculo Psicoanalítico Mexicano, cuya acta constitutiva se firma en 1974.

Sin duda, una persona relevante dentro del quehacer institucional del CPM fue Armando Suárez, impulsor de una propuesta de formación acorde con el interés freudiano de no anclar el psicoanálisis a la medicina y que estuviera abierto a otras disciplinas con las que se impulsara el diálogo, particularmente las ciencias sociales, la historia y la filosofía. Realizó, además, una importante labor editorial, al estar a cargo de una colección de psicoanálisis dentro de la editorial Siglo XXI, desde donde promovió la traducción y publicación de “Los Escritos” de Jaques Lacan, por parte de Tomás Segovia. Los textos apenas se habían publicado en Francia y no habían sido traducidos al español en ningún otro lugar.

Desde un inicio, estuvo fuera de duda la necesidad de sostener el trípode propuesto por Freud para sustentar toda formación psicoanalítica: el análisis personal, la práctica supervisada y el conocimiento teórico. Dentro de sus principios más importantes ha estado la necesidad de sustraer los procesos del análisis personal de los candidatos de cualquier injerencia y control institucional y la de privilegiar y respetar la transferencia individual dentro del mismo por encima de cualquier otra.

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El CPM fue en México la primera institución y la única que durante años abrió la opción de formarse como psicoanalistas no sólo a médicos y psicologos, sino cualquier persona que cuente con una licenciatura en cualquier rama. En 1985 se creó el Instituto de Formación Armando Suárez (IFAS) como espacio de formación del CPM, separado de los lugares de pertenencia y trabajo colectivo.

Con el propósito de evitar procesos de burocratización institucional, se estableció como órgano máximo de decisión del Círculo Psicoanalítico Mexicano a la Asamblea de Miembros Activos, desde donde se eligen los miembros de la Junta Directiva y se proponen distintas comisiones para atender los diversos objetivos institucionales que han guiado el trabajo colectivo durante más de 40 años. Estas comisiones se relacionan con la propuesta del programa de formación, la  red clínica, la  difusión, etc.

Otro aspecto relevante de la concepción que se tiene del psicoanálisis, es la apertura a la escucha de diversos psicoanalistas, por ello, desde la creación del CPM se han invitado a todos aquellos psicoanalistas interesados en la difusión y transmisión del psicoanálisis.

Con ese criterio, un parte-aguas importante para el CPM fue la incorporación durante la década de los setentas de psicoanalistas argentinos y uruguayos que buscaron asilo en México debido a golpes militares en sus países. Su incorporación institucional inyectó aire nuevo y fresco a la misma, además de introducir nuevos autores -M. Klein, J. Lacan- y formas de pensamiento desconocidos en el entorno psicoanalítico mexicano. Así, se constituyó una nueva cultura del psicoanálisis, enriquecida por las aportaciones de Marie Langer, José Perrés, Marcelo Pasternack y Néstor Braunstein, entre otros. Ello amplió las discusiones teóricas y la concepción del programa de formación con nuevas perspectivas.

Ya decía Freud que, en todas las instituciones se generan diferencias y luchas de poder y el CPM no ha estado exento de ello. Las escisiones que ha sufrido a lo largo de su historia lo han marcado y, al mismo tiempo, le han dado un carácter particular al desempeño institucional, conduciendo a reflexiones importantes dentro del Círculo Psicoanalítico Mexicano y a su recomposición colectiva.

El CPM también ha contribuido a expandir el psicoanálisis en provincia, rompiendo con visiones centralistas del mismo en la Ciudad de México. En este sentido, las sedes de Guadalajara y León han ayudado a ampliar  fronteras y han contribuido a promover la difusión del psicoanálisis a nivel nacional, así como la presencia de Miembros Activos en las ciudades de  Monterrey, Xalapa,  Ciudad Victoria, San Luis Potosí y Cuernavaca.

Contrario al peso que se da en la actualidad a posiciones terapéuticas fáciles y rápidas, considera que el psicoanálisis, enraizado en las visiones que rescatan al sujeto y le ofrecen un espacio de expresión, construcción y encuentro con su propio deseo, está vivo.

Finalmente, el CPM, a partir de recientes procesos de reapropiación de su historia y en la búsqueda de una activa participación incluyente del psicoanálisis, rescata la visión social de sus orígenes, el análisis de las problemáticas de la sociedad actual y la formación como un proyecto vital.